Los primeros frailes dominicos que vinieron al Nuevo Mundo procedentes del Convento de San Esteban de Salamanca (España) llegaron en 1510 a la Isla de la Española. Estos pioneros lo fueron Fray Pedro de Córdova, Vicario de la misión; Fray Antonio de Montesinos, Fray Bernardo de Santo Domingo y Fray Domingo, hermano cooperador. En la isla de La Española se distinguieron estos intrépidos frailes por su formación tomista, profundo celo apostólico, y su febril defensa de los indios contra los abusos de los conquistadores españoles. Fue allí que, en diciembre de 1511, Fray Antonio de Montesinos hizo su profético sermón en defensa de los indios desde el púlpito del convento de la cuidad de Santo Domingo.
En 1521 Fray Antonio de Montesinos y Fray Luis Cáncer fundaron el Convento Santo Tomás de Aquino en la isleta de San Juan de Puerto Rico. En 1530 se estableció la Provincia de la Santa Cruz de las Indias de la cual formaron parte los frailes dominicos en Puerto Rico. Durante la primera mitad del siglo XVI, el insigne fraile dominico Bartolomé de las Casas (1484-1566), estuvo en varias ocasiones en Puerto Rico en labor evangelizadora y defendiendo a los indios y los negros esclavos.
El papa Clemente VII, por el breve In splendide die del 9 de enero de 1532, dio autoridad apostólica al Estudio General de los conventos de San Juan y de Santo Domingo, en la República Dominicana. En este segundo, se fundará en 1538 la universidad primada de América. Así, el Convento Santo Tomás de San Juan, actual Galería Nacional del Instituto de Cultura Puertorriqueña, se convirtió en el primer centro de estudios universitarios en Puerto Rico. Para mediados del siglo XVII, era ya un importante Centro de Educación Superior bajo el provincialato del puertorriqueño Fray Jorge Cambero. Insignes próceres puertorriqueños como José Campeche (1751-1809), el primer pintor nacional de Puerto Rico, y miembro de la Venerable Orden Tercera de Santo Domingo, estudió en el Estudio General de los dominicos.
Luego de la expulsión de los frailes dominicos españoles de los Conventos de Puerto Rico por las leyes de desamortización de Juan de Mendizábal de 1836-1837 en España, y de la Invasión de la Isla por las tropas de los EE. UU., habrá que esperar hasta principios del siglo XX para su restablecimiento en Puerto Rico, esta vez a través de los frailes de la Provincia de Holanda. Gracias a la intervención del obispo de Puerto Rico, S.E.R. Mons. Jaime H. Blenk, SM, el 20 de julio de 1904 se establecieron en Yauco los primeros frailes dominicos holandeses; Fray Gregorio Vuylesteke, Fray Martín Luyckx y Fray Joaquín Selbach. En 1918 llegó procente de Holanda Fray Martín J. Berntsen (1886-1958), destacado intelectual y gran humanista, quien el 5 de mayo de 1926. Junto con Fray Marcos Huigens, O.P., comenzó en Ensenada, Guánica, la publicación de El Piloto, importante publicación y medio de difusión en la defensa y la promoción de la cultura y el pensamiento en Puerto Rico.
Siendo por tercera vez párroco de todo el municipio de Bayamón, Fray Mariano Nieuwenhuijzen tuvo la inquietud de ofrecer una educación universitaria católica a los y las jóvenes de la región norte de Puerto Rico. En 1948, se había fundado en la diócesis de Ponce la Universidad Santa María. Sin embargo, en la época, esto representaba superar grandes distancias para perseguir un grado universitario sin perder la vivencia de la fe católica. Así, 14 de agosto de 1961, y con la animación del Terciario dominico Guillermo “Mitín” Ramírez Higuera, se fundó en el Colegio de Santa Rosa de Lima, una extensión nocturna y sabatina de la entonces Universidad Católica en Ponce. El Colegio Santa Rosa de Bayamón estaba a cargo de las Hermanas Dominicas de la Santa Cruz procedentes de Amityville, Nueva York. Allí enseñó la sierva de Dios Madre Dominga Guzmán, fundadora en 1949 de la primera congregación religiosa puertorriqueña, las Hermanas Dominicas de Nuestra Señora del Rosario de Fátima.